sábado, 15 de diciembre de 2007

TREMENDA NOTICIA




La segunda clínica cerrada en Madrid apunta a un mercado negro de abortos

La inspección de Sanidad de la Comunidad de Madrid detectó nuevas irregularidades en una clínica abortista y decidió suspender ayer cautelarmente su actividad «por considerar la existencia de un riesgo inminente grave para la salud de las personas». Por este motivo, decidió presentar una denuncia ante el juzgado de guardia.
Los inspectores localizaron en el centro Mayrit quince historias clínicas sujetas con una goma y con un cartel en el que ponía «DESTRUIR». Recogían los datos de una quincena de intervenciones quirúrgicas que, sin embargo, no constaban en el libro de quirófano. También encontraron 48 informes psiquiátricos, ya firmados, pero con el nombre de la candidata a abortar en blanco y la casilla de «grave peligro para la vida o salud física de la embarazada» marcada.
A falta de nombre
Estos informes estaban preparados, igual que ocurría en las clínicas de Barcelona del encarcelado doctor Morín, para que cualquiera rellenara el documento con el nombre de la clienta de turno. Como se sabe, estos informes son los que dan luz verde a todo tipo de abortos, tanto de bajo (hasta 12 semanas de gestación) como de alto riesgo y validan el supuesto legal al que se acoge el 97 por ciento de las interrupciones practicadas en España.
Curiosamente, la clínica Mayrit, en su publicidad, al detallar los servicios de psiquiatría que ofrece, señala un procedimiento muy diferente al que la firma en barbecho permite suponer que realmente se realizaba. «La usuaria será informada en esta etapa de las consideraciones legales y procedimentales en torno a la IVE, así como un acompañamiento en la compleja decisión de interrumpir o no su embarazo. Finalmente, se recabarán los consentimientos necesarios», asegura la página web.
Cabe destacar el celo de la inspección de Sanidad que ya decidió la suspensión cautelar el lunes pasado de la sucursal madrileña de Morín, CB Medical. Según ha podido saber ABC, al día siguiente, los inspectores prosiguieron con sus investigaciones. Las seis clínicas abortistas privadas de la capital que continuaban abiertas fueron exhaustivamente controladas. El miércoles se procedió a examinar el centro Mayrit y lo que se descubrió abre nuevas e imprevistas perspectivas en el oscuro negocio del aborto.
La novedad estriba en que los inspectores encontraron 15 historias clínicas que iban a ser destruidas. Todas estaban firmadas por los pacientes y por facultativos que trabajan en el centro y, sin embargo, no constaban en el libro de quirófano. A falta de lo que decida el juez y de lo que arroje la investigación policial, si finalmente se autoriza, las interpretaciones de este suceso conducen a la más que posible existencia de un mercado negro de abortos. Un escándalo.
Es ésta una vieja sospecha de los grupos que siguen de cerca las prácticas abortistas. En las mismas se dan todas las condiciones para que se produzca una doble contabilidad en las clínicas. En muchos de estos centros sólo se paga en dinero contante y sonante, ni cheques, ni tarjetas. Además, como ha quedado en evidencia, muchas de ellas no tienen ningún escrúpulo en deshacerse de los restos de los fetos arrojándolos directamente a la basura, sin ningún control y sin cumplir con la ley que exige la retirada por empresas especializadas en la recogida de restos cadavéricos y la posterior cremación o enterramiento. En este contexto, nada más sencillo que hacer desaparecer las historias clínicas y los restos humanos para multiplicar hasta extremos impensables los beneficios.
La cuestión es saber en qué porcentaje varían los datos oficiales de los reales. Los centros abortistas privados notificaron 88.996 abortos durante 2005, pero es imposible calcular cuántos se practicaron en realidad. La «Plataforma la vida importa», que ha realizado el seguimiento de las basuras de varias clínicas privadas madfrileñas y barcelonesas, ha llegado a detectar, controlando los restos encontrados, un desfase de «hasta un 80% entre los abortos que reconocían haber hecho las clínicas y los que nosotros encontrábamos».
Por otra parte, el sindicato de funcionarios «Manos Limpias» presentó ayer una denuncia ante el fiscal jefe de Madrid, Manuel Moix, contra la actividad de la clínica El Bosque, situada en el número 29 de la calle Alonso Saavedra, a raíz de la emisión de un vídeo el pasado día 11 en el canal Intereconomía en el que se mostraban restos de fetos humanos.

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