sábado, 15 de noviembre de 2008
¿Derecho a morrir ?
¿Derecho a morir?
Antonio Pardo
Departamento de Humanidades Biomédicas
Universidad de Navarra
La ética médica postula varios requisitos para la actuación profesional. En primer lugar, la actuación técnica debe ser útil. No se pueden recomendar tratamientos que no ayuden al paciente de algún modo. En segundo lugar, la intervención médica debe ser tolerable por el paciente. Si éste la considera insoportable, por motivos físicos o por sus ideas, sería una crueldad intentar imponerlo: conseguiríamos un cuerpo sano en una persona destrozada.
El resultado de estas normas básicas puede llevar a conductas no intervencionistas, es decir a no intentar curar a toda costa. Y el médico debe familiarizarse con dicha actitud. En el caso de esta chica inglesa, Hannah Jones, la inclinación a aplicar un remedio técnico, propia de la Medicina tecnificada actual, ha confundido a los médicos: ni ella ni sus padres consideran una intervención de tal calibre tolerable para el beneficio marginal que parece que puede proporcionar.
Esta noticia se ha interpretado en el sentido de una potenciación del derecho a la decisión de una adolescente, pues la paciente tiene sólo 13 años. Este enfoque supone falta de realismo: una niña enferma habla con sus padres, que ven cómo soporta los tratamientos, y si sus quejas se derivan de la sensibilidad de los pocos años, o si se trata de un auténtico sufrimiento.
Los pacientes, de cualquier edad, no son una libertad autónoma sin condicionantes. Los médicos, en nuestra relación con los pacientes, debemos percibir esas situaciones y no proponer intervenciones insoportables. No ha sucedido así en quienes la atendían, que pretendían una intervención agresiva. Sus padres, que conocían con detalle lo que su hija estaba pasando, apoyaron su negativa.
Hay también quienes han aprovechado para afirmar que se ha reconocido el derecho a morir de esta paciente. Nada más lejano a la realidad. Se ha reconocido su derecho a rechazar un tratamiento porque le resulta intolerable, cuestión que la ética médica ha defendido desde hace mucho: en el siglo XVI se afirmaba que un paciente no tiene obligación de comer si le resulta insoportable. Pero eso no es derecho a morir ni suicidio.
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